Romel Rodríguez Hernández. RFTB Team
Enero 22, 2019
Las cosas vienen a menos en la carrera de Roger Federer desde la final perdida ante Del Potro en Indian Wells en marzo del año pasado. La eliminación en AO 2019 ante Tsitsipas, el jugador de la next-gen con mayor similitud en el juego con Federer, ha sembrado más incertidumbre sobre el nivel de Federer y su posibilidad de ganar de nuevo grand slam (GS).
Enero 22, 2019
Las cosas vienen a menos en la carrera de Roger Federer desde la final perdida ante Del Potro en Indian Wells en marzo del año pasado. La eliminación en AO 2019 ante Tsitsipas, el jugador de la next-gen con mayor similitud en el juego con Federer, ha sembrado más incertidumbre sobre el nivel de Federer y su posibilidad de ganar de nuevo grand slam (GS).
El último gran triunfo de Federer fue la
final de Shanghai en octubre de 2017. Desde ahí, el suizo no volvió a ganar
partidos decisivos ante rivales de jerarquia en torneos importantes. Si, han
habido títulos que suman y realzan la leyenda de Federer. Ganar títulos ATP, y
haber ganado tres GS con más de 35 años, son testigo de lo enorme que ha sido
la carrera de Federer en la ATP. Pero en el estándar de Federer, que es el
estándar de los tenistas top como él, Nadal o Djokovic, que es muy superior al
estándar de un tenista promedio, los resultados cualitativos y cuantitativos
parecen ya mostrar un declive, que es normal, que no parece tener reversa (lo
que Wimbledon nos puede confirmar o refutar en el próximo verano) y que obliga
a repensar cual debe ser el plan de ruta en lo que reste en la carrera de
Federer.
Aquí el tema, no es de entrenador. Si se
miran con detenimiento los partidos de Federer en la Copa Hopman que ganó en la
primera semana de 2019, o en las cuatro rondas que jugó en Australia, no se ven
fallas técnicas en el nivel de sus golpes. Está sacando bien, con mayor
profundidad en su drive respecto al final de la temporada 2017, su revés aunque
no es el de 2017 aun da confiabilidad, y a pesar que con Lujbicic no sube ya
como antes a la red, sigue siendo uno de los mejores jugadores en la red, y con
juego de saque y volea. El trabajo de Luthi y Paganini, sigue siendo valioso, y
Roger aún tiene nivel para mantenerse en el top10.
Aquí el tema, es entender que la condición
física y mental de Federer ya acusa 22 años de permanencia en el circuito y 18
temporadas al más alto nivel. No es casual que los Tie-Break que son la mayor
prueba de desgaste mental en un tenista, que otrora Federer dominaban a su
antojo, son hoy el escenario más recurrente de sus derrotas. En Tie-Break,
desde marzo de 2018, en los últimos 10 meses: Federer perdió la final del
Master 1000 de Indian Wells, fue eliminado por el joven australiano Kokinakis
en su debut en 2R en Miami, perdió con Anderson en cuartos de final en
Wimbledon, perdió con Millman en 4R en el US Open, fue eliminado en
semifinales del Torneo de Maestros ante Zverev, y ahora en el Australia Open ante Tsitsipas. Un reflejo del agotamiento
mental que Federer ya siente en partidos de alta exigencia, con fuerte presión,
y bajo circunstancias adversas.
Ante Tsitispas, Federer no jugó mal.
Perdió solo una vez su saque, aunque desperdició 12 oportunidades de quebrar el
servicio de su rival. Sin embargo, la condición física si volvió a ser decisiva
como en el US Open o como en Wimbledon. Tsitsipas atacó mucho el revés por la
izquierda de Federer, sabiendo que es donde a destiempo llega cada vez con más
frecuencia Federer. Así mismo Tsitispas mantuvo su saque, y procuró desgastar a
Federer desde el fondo de la cancha, sabiendo la forma como Federer acelera sus
golpes cuando acusa cansancio, lo que dispara su número de errores no
forzados.
La eliminación en 4R en Australia a 4
sets, es sorpresiva mirando el pasado de Federer, ser el campeón de las dos
últimas versiones del primer GS del año, y el ranking del suizo, 3 ATP, que
será el 6 o el 7 a partir del próximo lunes 28 de enero. Pero si se mira el
presente de Federer, el nivel de Tsitsipas y la diferencia de edad, 17 años, es
entendible la eliminación. Con rivales cada vez más jóvenes, que están al tope
en lo tenístico, y con una condición física en plenitud, las posibilidades de
Federer avanzar a rondas finales en torneos grandes son cada vez más
reducidas.
Los demás miembros del BIG4 también
acusan, a una menor intensidad que Federer, por su menor edad, el desgaste
normal de muchos años de carrera, y pasar la barrera de los 30 años. Si bien
Djokovic y Nadal siguen en lo más alto del ranking, también han venido
reduciendo su calendario, y han sentido la competencia de las nuevas
generaciones. Djokovic, por ejemplo, perdió sus dos últimas finales en torneos
ATP, el Master 1000 de Bercy ante Kachanov, y la final del Masters ante Zverev,
dos jugadores de la Next-Gen, y en sets seguidos. El caso de Andy Murray, 1 ATP
en 2016, es dramático: el paso de los años, el desgaste de estar una década en
el tope del tenis, destrozó su cadera, operándose hace un año con resultados
desalentadores, que le han forzado a considerar una nueva operación y un retiro
casi definitivo de la actividad deportiva.
Tras casi un año de malos resultados en
GS, y dos finales con derrota en M1000, con títulos en torneos de menor rango
(Rotterdam, Stuttgart y Basel), es hora de reenfocar los objetivos en la
carrera de Federer (que a lo sumo le deben quedar 4 temporadas, ya próximo a
los 40 años), quien con su eliminación en Australia 2018, completo 3 GS
consecutivos, sin pasar de cuartos de final (algo que no sucedía desde 2013, su
peor temporada como top10 ATP), y 2 grand slam seguidos en pista dura sin pasar
de octavos (la última vez fue 2002-2003 antes de Roger ganar su primer
GS).
El físico de Federer siente cada vez más
la humedad, el frío, la velocidad de las pistas, pero por sobre todo, el cambio
generacional. Para que se entienda, una cosa es la competitividad de Federer
como tenista, que se traduce en poder ganar títulos y mantenerse con un ranking
alto (Top 10 ATP); otra, es la capacidad de Federer para ganar de nuevo torneos
grandes (M1000 y GS). Federer sigue siendo competitivo, pero sus metas no
pueden ser las mismas de hace 5 años (reitero, la temporada 2017 y el AO 2018 de
Federer fueron algo extraordinario pero no esperado en un tenista mayor de 35
años), lo que por ende, implica una revisión de objetivos:
a. La posibilidad de alcanzar el Récord de
109 títulos de Connors (hoy Federer tiene 99 títulos) jugando más torneos ATP
500/250
b. Los Olímpicos de Tokio en 2020. En
sencillos, es el único título grande que le falta a Federer: el oro olímpico, en
pista dura, a nivel individual. Se jugará en pista dura y bajo techo, a
tres sets, salvo la final que es 5 sets. Federer tiene opciones por ser su
mejor superficie, pero dado que se harán entre julio y agosto, le implicará no
tener un mayor desgaste en torneos previos y reducir más su calendario el próximo
año.
c. Centrarse en Wimbledon este 2019: superar su actuación de cuartos de final de 2018, sin paras extensas, jugando solo Halle como torneo previo en césped, sin considerar a Federer como
máximo favorito. 7 rondas a 5 sets en dos semanas, ya son un reto demandante
para el suizo, en el contexto de una renovación fuerte del tenis mundial. Amén, que si juega Roland Garros, como lo anunció en rueda de prensa el pasado domingo, su condición física será más exigida respecto a los tres últimos años, donde jugó Wimbledon sin haber jugado un partido previo en arcilla.
d. Sumar puntos en la gira de arcilla,
para poder llegar top 4 a Wimbledon y así no exponerse a un duelo en cuartos de
final en Wimbledon y el US Open con jugadores top como Djokovic.
e. Intentar estar en el top10 al finalizar
temporada.
Se trata de aceptar nuevas realidades. A
Federer con 37 años, no se le puede exigir GS y M1000. Su carrera ya es
suficientemente grande para considerarlo el referente principal al día de hoy
en la historia mundial del tenis. Muchos expresan su preocupación porque Nadal
o Djokovic puedan alcanzar los 20GS de Federer, pero eso es algo que no puede evitarse
si Nadal y Djokovic se mantienen en alto nivel, con seis años de edad menos que
Federer, y si la renovación del tenis, con la NEXT-GEN no se traduce pronto en
títulos grandes.
Lo que sigue de
Federer en los próximos 5 meses: ATP500 de Dubai (lo debe ganar para recuperar los 500 puntos
en Rotterdam que perderá en Febrero); luego la gira en Estados Unidos (los M1000 de Indian
Wells y Miami): vendrá luego la arcilla, donde Federer regresa a Roland Garros,
pasando previamente por Roma, y un torneo menor (Barcelona o Estoril). Federer
defiende el 50% de su ranking hasta Indian Wells; desde Miami sumaría bastante
porque nada defenderá hasta Stuttgart.
Las aspiraciones de Federer en los
siguientes meses: sumar puntos, volver a ganar partidos decisivos, y disputar
la final de Dubai y Halle. Pero aún si no lograse esto, es evidente que poder
aun disfrutar a un tenista con 37 años, es suficiente premio para sus
seguidores.
Los dejo con imágenes del último título de
Federer en Dubai, en 2015 ante Djokovic. Torneo donde Federer puede tener un
cuadro cómodo, pensando que la mayoría de los top 10 estará en el ATP500 de
Acapulco, en la misma semana.
Mi último mensaje: es hora de entender las
nuevas realidades, lo normal hubiera sido no tener a Federer compitiendo en la
ATP, a los 37 años, con una vida financiera resuelta, feliz en lo
personal y aclamado 15 años seguidos como el jugador favorito de la afición en
el circuito ATP. No sigamos midiendo los últimos años de Federer en función de
títulos de GS: lo de 2017 y 2018 en Australia , fue maravilloso, precisamente
por la dificultad que tiene ganar GS con más de 30 años, y por eso mismo, son
resultados muy difíciles de repetir.
Por ahora, desear que el título 100 de
Federer caiga pronto en Dubai. Y por ahora disfrutar, que aún todavía, el mejor
tenista de la era abierta, juega en la ATP, sintiendo la misma pasión por el
deporte, como en sus principios de carrera
Hasta pronto amigos