Hace dos semanas hice un análisis crítico
de la actuación de Roger Federer en Cincinnati. Fueron no pocas las críticas de
varios lectores, por haber cuestionado fuertemente la actitud de Federer y su
nivel de juego en el último año, sobre todo desde Indian Wells en marzo, cuando
perdió la final ante Juan Martin del Potro, cediendo fácilmente en el Tie – Break
del set decisivo. Un final similar, lo elimina en Miami y ahora en el US Open.
Antes, una eliminación viniendo de dos sets arriba en Wimbledon ante Anderson.
El juego de Federer no volvió. El partido ante Kyrgios fue un espejismo, porque
la actitud del australiano deja mucho que desear y porque poco fue lo que
exigió a Federer.
Lo cierto, a Federer los
partidos que se le ponen cuesta arriba, ya no los resuelve, y la actitud de
lucha, esa que lo hizo volver de dos sets abajo y break point en contra en el
tercer set ante Haas en Roland Garros 2009, cuando ganó su único GS en arcilla
en Paris para igualar los 14GS entonces inalcanzables de Sampras, esa actitud
que le llevó a remontar a Del Potro en los Olímpicos de Londres para clasificar
a la final, esa actitud que le hizo remontar un break en contra en el quinto
set en Australia 2017 ante Nadal, para ganar su 18 GS, esa actitud ya no
aparece.
Mi mayor preocupación es la
apatía con la que Federer esta jugando. Parece hacerlo sólo para cumplir a unos
patrocinadores, que le pagan jugosos contratos por su impacto mediático en una
sociedad de consumo, donde los grandes ídolos son pocos, y las nuevas generaciones
de deportistas no consiguen levantar el entusiasmo que despiertan aun los
Federer, Djokovic, Nadal, Jordan, Schumacher o Rossi.
A Federer se le ha visto más
preocupado por renegociar sus contratos, por promocionar la Laver Cup (al punto
que su equipo lucía atuendos referentes a este torneo, en el US Open) o por
pelear con Gerard Pique, el futbolista - empresario que ha conseguido un
acuerdo con la Federación Internacional de Tenis para reformar la Copa Davis.
La preocupación de Federer no es por extrañar el formato de la vieja Davis. Al
fin y al cabo, Federer criticó duramente la ITF por el formato de la Davis, su
poco estímulo en puntos, y su cruce de fechas con GS y Master 1000. La
preocupación de Federer está en ver como el nuevo formato de la Davis, al ser
una Copa del mundo de una semana, en su fase final, puede desbancar el
protagonismo de la Laver Cup, donde Federer ha hecho una gran inversión.
El acuerdo con Nike para que le
devuelva a Roger el logo RF tras el agotamiento de los inventarios de ropa con
esta marca, y la firma de un nuevo acuerdo con Uniqlo han también consumido el
tiempo de Federer. Tiempo que no se usó para entrenar, para ponerse a tono
físicamente, o para buscar jugar torneos en arcilla, para llegar con ritmo a la
temporada de hierba y luego la gira US Open.
Federer como Top2 ATP, nunca
bajó de cuartos de final en el US Open, y jamás desde que llegó al 1 ATP por
primera vez en 2004, había quedado eliminado antes de semis de forma
consecutiva en Wimbledon y el US Open, dos GS que Federer ganó en forma consecutiva
entre 2004 y 2007.
Los partidos de Federer se han
caracterizado en 2018por apoyarse en su saque, con poco esfuerzo físico,
errores en la devolución, muchas fallas en su juego de saque y red, donde
Federer construía la solidez de su juego. Aparte, está la actitud de Federer,
cada vez más defensiva, esperando al bajón de su rival, algo que ya no parece
pasar fácilmente como antes. Jugadores como Millman o Anderson, de puntos
cortos, altos, con poca capacidad de restar, que le venían como anillo a
Federer, se han convertido en sus verdugos en los dos últimos GS.
La preocupación de muchos fans
de Federer, es el récord de GS. Y el punto es si hay retorno en esta crisis de
resultados de Federer quien es tercero en la Race (los puntos sumados en 2018)
pero puede bajar al cuarto lugar si Del Potro llega a la final del US Open. Las
opciones de 1 ATP se esfumaron, pues Nadal defendía el título y Federer cuartos
de final; viene Shanghai y Basilea donde Federer defiende título y 1500 puntos.
El cierre, el Masters donde Federer el año pasado llegó con signos de cansancio
que se evidenciaron en su mal juego y su eliminación sorprendente ante Goffin
en semifinales.
Este mal resultado en el US
Open estaba advertido. Si Federer no mejora montones su nivel de juego, el
choque de cuartos de final con Djokovic no iba a llegar. Y visto el bajo nivel
de Federer ante Millman, habría que preguntarse si quizá Federer con su
eliminación, evitó una derrota humillante ante Djokovic.
Desafortunadamente, hace rato,
la cabeza de Federer no está en el tenis. Y parece, la motivación y el físico,
para sacar adelante partidos difíciles, también comienza a ser escasa. La edad
de Federer se siente cada vez más en la cancha. El Federer que no suda, ya no está.
Se le ha notado transpirar mucho en la humedad en Cincinnati y en New York, y
es claro, que cada vez ahorra más en sus desplazamientos, sin que lo acompañe
el que fuera su golpe letal: el saque. Abandonado de sus mejores golpes,
Federer no parece estar ya en la forma para competir ante Nadal y Djokovic.
Comparados a edades similares,
parece ser cada vez más claro, que pasados los 30 años, la condición física de
Nadal y Djokovic, es superior a la de Federer. Y que la longevidad del Maestro
Suizo, no es exclusiva de él, pues Nadal y Djokovic tienen una condición física
envidiable a su edad, 32 y 31 años respectivamente, y parecen tener el alcance
para jugar a topo tres años más, por lo menos, y ponerse cerca, alcanzar y
rebasar los 20 GS de Federer.
Lo que viene es incierto. La
cabeza de Federer estará ahora en la Laver Cup que será en Chicago en dos
semanas, y luego decidirá que juegue hasta fin de año. El contrato con Uniqlo,
firma con sede en Japón, obliga a Federer a jugar o hacer presencia en la gira
asiática. En Basel Roger tiene contrato hasta 2019, y sin chances de 1ATP, su
presencia en el último M1000 en Paris esta casi descartada. Sólo resta el
Masters, pero parece muy difícil de luchar sobre todo con el nivel de Djokovic,
quien seguramente estará peleando con Nadal el 1 ATP al final de 2018, lo que
hará que inevitablemente uno de los dos, alcance el récord de 5 temporadas
terminando 1ATP de Federer.
Federer ha sido mi mayor ídolo
y referente en el deporte. Es una leyenda que no tiene antecedentes, y creo
somos muchos los que nos enamoramos del tenis, y que lo consideramos nuestro
deporte favorito gracias a la calidad técnica de Federer. Pero también, es de
advertir cuando vemos que ya parece Federer, apagar su estrella, porque el paso
del tiempo, tantos años de luchas, una familia con cuatro hijos, negocios en
muchas partes, generan un desgaste que termina por poner fin a una carrera
tenística.
La posibilidad de una resurrección
de Federer es hoy lejana. Su cuerpo técnico, a diferencia del que dirige Vajda
con Djokovic o Moyá con Nadal, no pone condiciones. Federer pone las
condiciones, y esa falta de exigencia hace que se reiteren los errores.
A Federer hay que agradecerle
muchos buenos momentos que nos han hecho felices. Pero es hora de entender que
quizá el Australia Open de este 2018, marcó su último techo en su gran carrera.
Hay que sincerar las
posibilidades. Federer puede ganar más torneos, pero es mejor enfocar estas
opciones en torneos de menor envergadura, pues la competencia en GS y M1000 no
está al alcance de la mano hoy. Seguro vendrán comentarios fuertes, pero se
trata de hablar con la cabeza y no desde el corazón.
Por ahora, sólo resta disfrutar
de los últimos años de Federer. Creo que con una mejor preparación enfocada
hacia el objetivo, es posible pelear el oro en Tokio en sencillos, en 2020.
También llegar a 100 títulos ATP, faltan sólo dos para ese objetivo.
Pero tenemos que poner mesura a
las metas. Esperemos que Federer siga dándonos alegrías, pero no le pidamos que
siga en una lucha fratricida en GS y M1000 con Nadal y Djokovic. Es hora de
también entender que los ciclos se cierran, y que para Federer ahora hay
objetivos prioritarios, como su familia a la que le ha quitado tiempo por estar tantos años en la élite del tenis, así como tambíen asegurarse un futuro con el mercadeo de su marca, y la posibilidad que siga
siendo un referente comercial en el mundo, una vez decida alejarse de las canchas.
Por sus comentarios muchas
gracias, y sean a favor o en contra, me honran con su lectura y críticas.
Romel Rodríguez